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Sobre el Minotauro...


La bestia que se esconde en las sinuosidades del Laberinto Cretense es el Minotauro.No es un toro propiamente dicho, y tampoco es un Hombre, y ha nacido del Caos y de la Mujer. El toro que fue su padre es un animal de Poseidón; el Dios del Mar, bien porque le estaba destinado en sacrificio o porque constituía su regalo a la afortunada Monarquía Cretense.

El caso es que no caben dudas sobre la primera relación entre las aguas del Piélago y la hermosa bestia, ni sobre el hecho de que Pasifae es una Diosa de la Tierra- casada con el Sol; Minos, pero siempre deseada por el ancho Océano que la rodea y la acaricia- y que en su aventura con el bruto se adivina el papel de intermediario que a este le corresponde.

La alianza cósmica que se expresa através de la Unión del Mar y la Tierra (Toro-Pasifae); el lado oscuro de la creación, encuentra su oponente "lógico" en el ámbito celeste, de modo que Minos se desdobla en Teseo para recuperar a Pasifae-Ariadna.

En todas las Mitologías el Universo nace de la unión de los contrarios, manifiesta en el combate o las relaciones sexuales de los dioses del cielo y los de la tierra; los cambios y renovaciones deben de seguir una vía análoga y paralela.
Entre los griegos, el desorden primitivo era un concepto que tenía su proyección en los razonamientos sobre la muerte, la nada, el infierno, o la aniquilación, y se solían representar mediante un Moustruo digamos " especializado".


Luchando contra la anomia en una u otra de sus formas, los héroes griegos, Teseo, Perseo, Herácles, aseguraban el suelo psicológico bajo los pies de sus compatriotas. Y ese grito de esperanza resonaba doblemente en los santuarios donde se realizaba los Cultos Mistéricos..

La cuestión trascendental puede plantarse así: ¿ cual es el motivo de que en todo Laberínto, en todo viaje hacia la resurrección y la vida, hacia la superación de la muerte y hacia el orden y la armonía eternas, haya un moustruo que impide el paso?, ¿ acaso no es ya bastante enrevesado y dificultoso el camino en sí ?, y ¿ porqué es necesaria una doble habilidad para sortear ese obstáculo esencial que el Laberinto simboliza: la sabiduría al elegir los pasadizos, y el valor y la fuerza- en ocasiones otros conocimientos, o la posesión de la magia-para derrotar a la bestia?

Pero volvamos ahora al Minotauro. El Toro, decimos, es un símbolo del Caos, de la naturaleza incontrolada y hostil. Una Fuerza enorme y brutal. También puede ser un energía positiva y favorable, si se logra dominar y encauzar. Símbolo de muerte y anonadamiento, y símbolo de Poder, Fecundidad, Vida. Humanizando a la bestia es posible domesticarla, como se hace en los cuentos populares y en los dibujos animados: la Cópula del Toro de Poseidón con la Reina Pasifae convierta al animal, ahora en su prolongación obvia: el Minotauro, en el plausible principio de la creación.

Ese pacto de sangre entre el hombre y el caos que le circunda, entre la cultura y la naturaleza, es verdaderamente lo que hace posible la existencia. Por eso resulta imprescindible el Moustruo en el Laberinto, porque su derrota señala el punto de no retorno en la superación de la finitud humana, la negación de la nada que amenaza la vida desde antes que esa vida poblara al mundo, la reafirmación de un orden basado en la identidad y la diferenciación plenas, donde " el otro", el animal, el árbol, el trueno o la montaña, son conocidos y clasificados, ocupan su lugar, no amenazan con su ejemplar indefinición el destino futuro de los hombres. Muerto aquel que es mitad hombre, queda el hombre, podríamos decir. Y, según , tendremos ocasión de ver en seguida, el Minotauro es la única, o casi la única, de esas espeluznantes criaturas, que tiene contextura humana, que es una suerte de ensayo fallido de la creación del auténtico ser humano.


Texto extraído
del Libro: " Laberintos de la Antiguedad"; Miguel Rivera Dorado